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Mostrando las entradas de 2009

Tales of Christmas

Ultimamente ando un poco enmarañada con mis ideas, estoy pesarosa, sí. No me entiendo mucho, pero ahí voy, conmigo y con la otra yo que trata de comprenderme. En estos días de frío y en mi reclusión escucho el audiolibro de Ann of green gables en inglés. He dejado de leer libros en español, así que me he hecho con Lord Jim de Joseph Conrad. Es un libro maravilloso y fascinante como todo Conrad, que empezó a escribir marudito, pero cómo empezó a escribir tan profundo, tan intenso, tan aventurero. Había seguro en su pecho una montaña de emociones y reflexiones sobre lo verdadero del alma humana. Confieso que empieza a gustarme leer libros en inglés, el libro que leía antes en español "El Danubio" de Claudio Magris, lo de dejado relegado encima de la nevera, detenido en la pág. 201. Mi búsqueda infructuosa de trabajo y evidente conciencia adquirida del desprecio del mercado laboral hacia aquellos que hemos dedicado nuestra vida al español me ha hecho cruzar el mar del idioma per

Madrid en otoño

Por aquí buscaba art gallery natural y me encontré eso. El otoño es un sepia, un daguerreotype del invierno, el pasado que siempre asociamos al comienzo del siglo XX y a los camafeos.

la idea genial (cosas raras que escribo los días de frío)

Hola, Hace algún tiempo que ando falta de inspiración, he tenido varios días de visitas en casa y la verdad entre el ir y venir de agradables acompañantes que vienen a disfrutar de Madrid, me he quedado un poco inalcanzable en lo que respecta a una idea entrañable para erigir en este blog. Ahora no es tampoco que escriba con un propósito oportuno, pero esta vez como en muchos otros días me interesa la idea (repentino interés que ha nacido en esta precisa línea) de escribir sobre el azar. He tenido la creencia obsesiva a lo largo de mi vida, que las cosas siempre tenían que pasarme a mí por azar. Ese azar era positivo, de modo que mi creencia secreta (nunca sustentada con hechos) me hacía esperar que todo me saliera a la primera, sin esfuerzo, sin más. Siento que esta pulsión pudiese arraigarse en los comportamientos de muchas otras personas; es decir, que muchos han esperado que la vida sea más leve de lo que realmente es, porque, en realidad, la vida debería estar configurada para

Objetos perdidos

El año pasado me encontré en una calle del centro de Valencia (España) 5 euros. Mi felicidad fue infinita. Si los hubiera ganado con mi trabajo, si me los hubiesen dado en la mano, si me los hubiese regalado un amigo, familiar o mi novio, no me hubiera sentido tan bien; en realidad, lo que me hizo feliz fue la afortunada cocincidencia de que mi caminar y mirar por un determinado sitio me hubiera dado aquel maravilloso regalo fruto de la fortuna. Pensé, poco después de manosear con cariño el billete que en realidad solo era de cinco euros, que tal vez yo le estaba usurpando un café, una copa, un pan, o un pedazo de carne a alguien. Entonces, me sentí culpable. No sé porqué en ese momento aquél sentimiento de felicidad se transformó en culpa y luego en curiosidad. Aquella persona olvidadiza y despistada estaba dejando en mi su recuerdo anónimo para siempre. Guardé el billete en un libro jurando no gastarlo nunca, lo tengo de amuleto, a veces funciona frotarlo y soplarle un poquito, es in

váter

a veces no me siento del todo bien, supongo que es una catarsis tener este espacio y expresarse; yo lo veo bueno, porque te permite desconectar de todo. En fin... Hoy doy el saludo a la bandera de mi país aprovechando estas nostalgias y recuerdo mi amada tierra a la que no quiero volver, porque me parece feo Chávez, con esa verruga y esas ganas de quererse meter en todo, hasta en la intimidad más profunda de cada vzolano, es decir, el encuentro puro, íntimo e inviolable de cada quien con el váter. y eso es todo, no quiero volver porque me parece que chávez se quiere meter hasta con las costumbres culturales de algo tan íntimo con lo que cada quien hace con y en el váter.

la mujer y el perro

  (Parque donde suceden los hechos relatados) Una persona que pasa todo el día en casa de algo tiene que ocuparse. Por circunstancias me ha tocado ser testigo de un hecho trágico ocurrido justo en el parquecito que da a la ventana de mi cuarto. Día tras día, a las 10 de la mañana o algo así, una mujer sacaba a pasear a su perro al parque. Si el perro echaba sus mojones, la mujer le daba un conglomerado de carne que tiraba a un metro de distancia para que el perro lo devorara. El problema ocurría si el perro no echaba nada; la mujer, presa de una furia atroz, agarraba la cadena por la que sujetaba al perro y empezaba a dar vueltas como Conan la Bárbara mientras el perrito chillaba. La situación no hacía más que pasmarme. Me desesperé mucho y pensé en llamar a una sociedad protectora de animales, no sé si tenían policías, pero tal vez hubieran podido apersonarse y linchar a la vieja. Por cobarde, no hice nada. Día tras día deseaba que el perro cagara y que la vieja no hiciera su acto

Primo Levi "El sistema periódico"

Quiero solo recomendar el libro de Primo Levi "El sistema periódico" lo acabo de leer por recomendación de un amigo, a quien el tema alemán le apasiona, y sobre todo, lo referente a Hitler. Primo Levi, para quien no lo conozca es un escritor judeoitaliano, vivió en los tristes y convulsos momentos históricos del siglo pasado en Europa e Italia; deportado a Auschwitz, su estilo escritural es atemperado, directo y , añadiendo cualidades subjetivas, genuinamente entrañable. "El sistema periódico" se repasa por cada uno de los elementos de la tabla periódica, y cada uno de ellos es la excusa de un relato que se adentra por medio de anécdotas en la vida de Levi y su oficio de Químico. Cada elemento sostiene un momento hermoso, triste y revindicador de la vida de un químico escritor que había tenido que sobrevivir esos momentos de la dictadura fascista, segunda guerra mundial y los tiempos posteriores a la guerra; esos en los que Levi de una manera franca repasa sus expe

crisis

> Y es que escuché tantas veces la palabra: crisis, crisis, crisis, que salí temerosa, con el corazón palpitante a esconderme debajo del edredón de mi cama, una vez allí cerré los ojos y me esfumé sin saberlo por un túnel estampado por cuadros rosados y naranjas, cerré los ojos lo más fuerte que pude y grité algo que no tenía forma ni motivo, entonces me sentí tranquila, mi palabra gritada no se parecía a ninguna otra y era el saumerio perfecto, el arcano que ahuyentaba todos mis males. Ahora, cada vez que escucho la palabra crisis se me antoja algo parecido a la alegría, es como una especie de samba, que trato de bailar aunque no tenga sazón en las piernas.

EL PUNTO INCIERTO

ESTA SOY YO EN EL PISO EN EL QUE VIVO CON MI NOVIO. LA VERDAD, NO ESTÁ TAN MAL VIVIR SOLA, LEJOS DE MI PAÍS; HASTA UN PUNTO INCIERTO... ESE EN EL QUE EXTRAES INCONSCIENTEMENTE TUS RAÍCES, EL PUNTO INCIERTO NO TIENE FORMA, NI MODALES, APARECE DE REPENTE Y SE PLANTA COMO UN INFANTE MALCRIADO Y ENTONCES... NO PUEDES HACER NADA PARA QUE SE REPRIMA. EN EL FONDO QUIERO MUCHO A LA NOSTALGIA/ PUNTO INCIERTO QUE ME VISITA DE VEZ EN CUANDO... AHORA SOY MÁS FELIZ QUE ANTES, PERO ESO NO VIENE PORQUE ESTÉ AQUÍ SINO PORQUE TAL VEZ HE PODIDO MADURAR. SIENDO JOVEN AUN ES UN SUCULENTO ORGULLO. ASÍ QUE CON LA NOSTALGIA JUEGO SIEMPRE Y LA SOBORNO (NUNCA HA TENIDO PRINCIPIOS MORALES MUY ARRAIGADOS, ES COMO LOS POLÍTICOS...) PARA SER FELIZ HAY QUE ENGAÑAR Y SER MALVADO. ESO ES VÁLIDO. ¿nO?...

los avioncitos

A mi y creo que a todos nos fastidian los viajes largos, esos que se prolongan por horas y horas interminables. Esta semana he hecho un viaje largo, desde Cumaná hasta Caracas (donde dormí) pasando por Sao Paulo--- a cinco horas de distancia de Caracas en avión--- luego esperar allí 3 horas para montarme en otro avión que me llevaría ( con bastantes turbulencias) a Madrid. Mi miedo a los aviones antes era ínfimo, solía reírme de la gente mofándome de aquellas calenturas y mareos irraciones ante la posibilidad de abordar un medio de transporte que se considera muy seguro. Ahora, atacada por el terror, me monto en aquellas sillas en donde antes del despegue una aeromosa raquítica y vertiginosa me recita como una tabla de multiplicar lo que hay que hacer en caso de un desastre (póngase la mascarilla, agarre el salvavidas por si se cae el avión en el mar, como si fuera esto útil si el avión se cayera al mar). No sé de dónde viene el terror, si de los anteriores accidentes del año pasado

Cuidado con prender un cigarro para ir al baño

Estuve escuchando en el History Chanel que los siete pecados capitales se habían delimitado con Gregorio I quien, siendo papa de la Santa Iglesia Católica, ideó un artífice que estableció, a través de siete categorías, las maldades y malversaciones humanas. No sé si la expiación o el chisme podrían inmiscuirse en algunas de estos estándares (sino pregúntale a FACEBOOK); la Iglesia, que siempre se encarga de medir hasta lo inmedible, inmiscuye en el estándar de pecado cualquier cosa. Me han dicho algunas enteradas personas que tienen unos posticks clasificatorios (esto es un secreto, por favor) de escalas cromáticas infinitas, que ejecutan la función de etiquetar las actitudes, conversaciones, miradas, roces, fornicaciones, mentiras blancas, negras, amarillas, actos obscenos, frivolidades y picadas de ojo de cualquier mortal. Los posticks tienen censores de movimiento y de pensamiento, son asombrosos, y el servidor que los programa está en el vaticano, de hecho, los curas tienen un n

CARTA A LOS MALOS AMIGOS

Pensé escribir hace unos días un post sobre mi inquina febril hacia cierta actitud que algunos amigos me profesaron al llegar a Venezuela. Nunca he sido de esas personas que a flor de conversación sacan a relucir sus logros académicos, los libros leídos, los viajes hechos, los lujos permitidos, las bondades de la pareja de turno. No me gusta, aparte me parece aburrido y turbio teniendo en cuenta que muchas veces, a mis ojos, quedas más por un charlatán que por una persona digna de admiración. Por la misma razón no puedo soportar que gente insolente y desprovista de cualquier brillo intelectual tenga que remarcar a diestra y siniestra sus orgullos académicos, mirándote con aquella suficiencia perdona vidas, montados en el pedestal de su ilusoria superioridad. Esta descripción de personaje no la hago ciertamente por mis malos amigos, aquellos que inconsciente (o conscientemente, ¿por qué no?) me odian; sino porque después de estar aquí dos meses, metiendo SOLO la barbilla en el mundillo

intención liberadora

Ultimamente he pensado en liberarme del blog, dejarlo a la deriva como un barco en alta mar. Considero que la vida algunas veces es aburrida, tanto, que el blog se ha transformado en obsoleto o así lo pensé yo en algún momento. He pensado en muchas cosas inútiles a lo largo de mi vida y las conclusiones a las que he llegado no pueden generalizarse porque tal vez la especie humana no pueda generalizarse, aún y cuando haya cosas que nos equiparen. Ahora leo a Proust y a Marlaux; los dos construyen un rompecabezas que cobra sentido a medida que avanzas sus páginas, un sentido que no se torna meramente una conclusión, sino, una conciencia profunda de un espacio con esquinas, perímetros, círculos y radios. La profundidad a veces no se ve colmada solo con metáforas, sino con la demostración de una extención que por exhaustiva termina orquestando todas las metáforas posibles; el chelo y el contrabajo, el violín. El universo Proust y Marlaux es como la galaxia, distancias luz de significados

La experiencia de despedirse

En la película "Y tu mamá también" dos amigos se encuentran después del tiempo vivido y las verdades dichas en un café de ciudad de México. Prometen encontrarse,pero, como dice uno de ellos en una narración en off, ambos saben que no lo harán. El ejercicio de la conciencia engañada que tantas veces ponemos en práctica, y que hace que cada vez que lo repitamos, sintamos, sin darnos cuenta, que los placebos de las promesas hechas son un aliciente que nos permite vivir. Sabes que no me despido de verdad pero lo hago: Hasta luego, ya te veo pronto, sí, haremos ese viaje juntos, adiós, adiós y sé, en el fondo, que nunca volveré a verte. ¿Con cuántos habremos sido así, despidiéndonos?

Estando aquí

En este país, donde la vida no vale nada y no son exageraciones ni planes imperialistas, me ha dado por dormir. La calle se ha hecho un lugar inhóspito, abominable y siniestro. No digo que no haya momentos fulgurantes y maravillosos ambientes que hagan creer (a cualquier humano que los habite ) estar en un paraíso terrenal. Reflexionar sobre el creciente deterioro del país es una tarea que se antoja aburrida por lo inútil. Ni una sola persona puede hacer mucho, ni mucho menos puede haber una recuperación que eche atrás todos estas décadas de ligereza ¿Somos infortunados? No sé. En este país el miedo es el rey. Yo no quiero sentir miedo, pero lo siento. Y es bueno que sea así, el miedo protege y aquí necesitamos protegernos porque nunca pasa nada con las injusticias. Cada día que paso en Venezuela disfruto del sol y de la sensación de estar en esta maravillosa tierra cuyos habitantes se creen ricos, pero en realidad son pobres, muy pobres y oprimidos. A veces, el optimismo y la pretenci

balance

Cuando tenía 22 años creía que estaba vieja, tal vez porque hacía lo que no me gustaba y porque por hacer tal cosa me sentía estancada en la vida, fracasada, atrapada. Cuando tenía 25, creí morir, porque sentía que ya estaba muy vieja, que no tenía novio y que en consecuencia mi vida no podría cambiar para mejor. Era una persona algo obtusa, con muchos prejuicios e inseguridades (tal vez seré así siempre). Cuando tenía 28, pensé, por pocos instantes, que esa era la mejor edad, esa que condensaba la sabiduría y la juventud; un cuerpo joven, hermoso, con años encima para saber sopesar quiénes eran de verdad mis amigos y quiénes no, qué era lo importante, qué significaba la vida desde un todo, mi todo de 28 años. Cuando cumplí 30 años estaba montada en un avión para irme a Madrid y vivir los mejores meses de mi vida. Me había dejado mi ex novio de la peor manera posible, pero aquello no me importaba, yo cumplía 30 años y me veía de 28 y aquello era lo importante; tenía conciencia de las c

llegar aquí

Escribir sobre mi llegada a Venezuela es más bien un ejercicio de ubicación para mí misma. La primera vista del enorme conglomerado de ladrillo que ocupan las montañas de la Guaira, me instala de golpe en esta nueva realidad. Nunca había pasado un tiempo prolongado en otro país y tal vez la considerable diferencia entre uno y otro (España y Venezuela) me haya inducido a este extrañamiento que aún, una semana después de mi regreso, me maravilla por cosas con las que me encuentro. Respiro el aire Caraqueño con cierto temor, la inseguridad personal se siente incluso físicamente, es comprobado que siempre estamos amenazados; al pasear en ciertos sitios; sin embargo, respiro esa cotidianidad del clima primaveral de Caracas. Un día después al encontrarme con Cumaná, no sé si me invade el vacío de las recientes despedidas, que hacen que deje atrás, de pronto, aquél ambiente diferente, aquellas amistades sincréticas, el amor, el paisaje. Me encuentro entonces en la plena soledad de una nueva

c-omo-se-ha-ce

Se ha preguntado usted cómo se hace una pirueta gimnástica, cómo se fabrica un submarino, o, cómo se maneja un avión. Si usted supiera hacer alguna cosa, cualquier cosa, seguramente pasaría la mayoría de las veces de preguntarse cómo demonios lo hace. Seguramente las personas que le ven hacer eso que usted sabe hacer también pasan de preguntarle cómo. En ese momento cuándo no hay nadie que lo haga, cuando debemos aplicar nuestro ingenio en hacer cualquier cosa (real o abstracta) nos preguntamos cómo se hace. Pienso entonces en cómo he logrado aprender lo que he aprendido y cómo he desaprendido muchas cosas que me esforcé en aprender. Ante mis dificultades, cuando era adolescente, de entablar una conversación con un especimen adolescente de sexo masculino, me preguntaba, con infinita envidia; Cómo podían esas chicas con tetas prominentes lograr amaestrar las miradas de mis más elevados anhelos románticos.EL cómo tal vez sea una inherente condición para hacer unas cosas y otras no. Usted

ya

es tarde y no quiero escribir la tesis porque estoy haciendo algo peor que escribir la tesis: estoy corrigiendo una capítulo. Tengo que acabar pero no me dan muchas ganas. Mañana cumple años mi amigo Sergio y quiero celebrarlo con él, caminar por paseo recoletos todo lo que tengo que decir ya dicho. Quiero hacerlo todo con las cosas terminadas, pero resulta que soy débil y me zumban los oídos de dolor por estar sentada, sentada, sentada, pensando en párrafos y en vialidades para oraciones subordinadas. Son casi las 12 y en Madrid hace un clima estupendo y quiero aprovechar que tengo dinero para tomar un café y que puedo caminar sin temor. Pero no. Todo sería más bonito si tuviera la tesis terminada.

Pasada de Aldaba

Nunca he tenido valor. He de aceptar, a mi pesar, que no tengo la suficiente valentía ni para salir a un frente de batalla, ni para decir cosas hirientes ni para confesar evidencias que sé no van a caer bien. Hoy, sin embargo, he sido capaz de revelar un dato de mi vida, algo que parece inofensivo, pero que sin embargo para mí significó una batalla dura y cruenta contra montañas de miedos. Creo que el hecho de ser cobarde me hace una ruinosa. Me quedo como el hierro que se oxida por el salitre, me desgasto, me hago hollín. Hoy dije a la hermana de mi ex novio que tenía novio, y por consecuencia, al decir eso, en todos los recónditos rincones de mi conciencia, se velaban las puertas de mi pasado. Aquél intenso pasado vivido por ocho años con aquél, ese que de vez en cuando volvía para hacerme sentir una nostalgia insoportable e innecesaria. Como dije, tal vez esto es nada. Seguro. Yo soy muy feliz. Lo soy más ahora. He podido pasar el pestillo a pesar de que en ocasiones la cobardía me

La pelirroja y su amigo, Bótox e Imanol Arias.

Lo dicho es cierto y la conversación es transcrita tal cual sucedió. Al lado de mi mesa hay una bandeja con los restos de lo que fue antes un canapé lleno de dandis y caramelos de chocolate. Estoy en una cafetería. Pido un pedazo café de canela que llaman Panna Canela, no sé pronunciar el nombre y mi timidez me impide pedir cosas que tienen nombres que nunca antes había escuchado. Acabo de hacer un amago de ponerme los audífonos, pero he desistido de la idea de manera automática. A mi lado hay una pareja de amigos que conversan. La mujer es muy llamativa, tiene el cabello ensortijado y rojo, los labios son gruesos, probablemente productos de la cirugía y la vanidad; sus ojos, coloreados de sombra negra obscura, hacen a su boca muy expresiva, al igual que a sus pestañas que se mueven constantemente mientras hace cada afirmación. Podría decir que es atractiva, sin embargo, tiene ese tipo de belleza y carisma variable, dependiendo del receptor, la situación y la cantidad de maquillaje.

Epitafio

Las fotos de arriba corresponden: uno) la cara de quien fuera en vida el poeta prusiano Henry von Kleist dos) La tumba que contiene uno de los mejores epitafios de poetas. Kelist una buena mañana, luego de haber hecho un balance de su vida difícil( lo del balance son suposiciones de los cronistas), llena de injusticias, privaciones de libertad y frustraciones; ante el iminente desastre en la recepción de su última obra decide junto a su mujer (acosada por un cáncer en etapa avanzada) irse a la orilla de un río y pegarle un tiro para luego pegárselo él. La romántica y shakespereana "realidad" histórica inmortalizó a este poeta: primero por haberse programado el romántico suicidio. Luego, como receptores de su obra, por nuestras morbosas esencias y el resultado de su furiosa, destellante y avasallante y legendaria defunsión. Uno de los versos de su obra el príncipe de Hamburgo fue puesto en su epitafio. Una contradicción y certeza, una paradoja aterradora y descomunalmente sa

el viajero empedernido o cómo meterse en la vida de Maqroll el Gaviero, mi dolor de cabeza, mi tema de tesis

Se cuenta que todo viajero empedernido es un errante; con causa o sin ella deambula por horizontes diferentes cuyos matices y atardeceres presentan distintos colores; y los rostros encontrados son miradas que poseen la carga de los múltiples pasados, relacionados siempre, claro está, con sus maneras distintas de ver el ambiente. Se encuentra el viajero empedernido con su propia trayectoria, llena de sabores y olores y vistas y cadenas habladas. El viajero empedernido es ese punto de contacto entre el riel y el tren. Por tanto, los caminos y las voces de los caminos son el pan del viajero. Su vida es cambiar, es tener siempre la certeza de no sentir el apego; es la subsistencia escogida que va perdiendo poco a poco la identidad y que se difumina en múltiples tiempos y espacios contenidos siempre en la estela dejada en el pasado; que se corta con el nudo del presente y que se extiende como un humo de incienso en el futuro.
Hoy no ha sido un buen día. Ha llegado el momento en el que la tensión de las lecturas continuadas, sus abigarramientos en mi ya detenido cerebro me han hecho mella. Hoy no he dormido bien y no tengo ganas de ser gente. No quiero ni puedo pensar y lo peor es que debo hacerlo. Tal vez sea narcisista por estar escribiendo esto. Hoy no quiero escribir ni producir nada, pero debo hacerlo. Mientras más escribo más me convenzo de la inutilidad de mi tarea, entonces no entiendo para qué sirve lo que hago. NO sé qué hago. No sé si hago algo. EL sentirse inútil es lo más terrible que puede pasarle a alguien. Tal vez sea bueno que escuche música.

Loco

¿Por qué alguien puede llegar a volverse loco? O, al menos ¿creer que lo está? Supongo que la locura no es un adjetivo de gente extraordinaria, sucia, que lleva cajas vacías y trata de comer un pan remendado, regalado en una panadería. La locura más bien radica en aquellas cosas sutiles que muchos ostentan y gritan aunque parezcan inadvertidas y carezcan de la actitud resignada del que acepta, al fin, sus miserias. Supongo que yo he estado loca en algún momento de mi vida. Seguro he hecho cosas comprensibles, abominables, incorregibles, pendencieras: qué orgullo. Pero lamento aceptar también (Y tal vez esto sea un signo más de locura) que: Conozco a tantos locos como a gente, sobre todo conozco a países enteros locos. PD: Es tarea del lector, aunque sea evidente, relacionar lo dicho con la imagen ¿Fácil, no? PD:La foto proviene de un artículo similar de un artículo del blog del señor Carlos Casanova : http://www.eduardocasanova.com/

Entre el asco y la furia

Esta vez me monto en el metro y escucho música instrumental, resuenan platillos en el fondo, un bajo (creo), varias flautas en forma de caballos de mar. Mientras, abro el libro que me ocupa ahora Las máscaras del héroe . Leo sobre la condición humana de la antigua Grecia, la explicación de los mitos teniendo en cuenta la economía griega, Prometeo, Démeter, Eleusis: bla, bla, bla. Ahora bien; mi mundo instrumental sigue ondulando, entra una pareja al vagón. Él, tendría (tiene) unos setenta años o quizás 35, no podría decirlo; su rostro no tenía (tiene) edad, era (es) extremadamente delgado, dos incipientes arrugas surcaban los lados laterales de su boca grande, larga. Llevaba un par de gafas verdes, de gruesos vidrios. Su cabello era (es) marrón, liso, ligeramente largo. Repito esto porque me pareció muy impactante: su mirada no delataba su edad. Parecía (parece) un niño sosegado, un anciano tenue, un adulto quieto, lo cual tampoco daba la impresión, a quien lo mirase, de tener alguna

Desde la distancia...

Ya no quiero ser lo que creí quería. Pienso en el aspecto siniestro de los académicos, de los profesores universitarios. Todos pasado el tiempo son recubiertos por un polvillo gris o amarillento, que es imperceptible a sus propios ojos. Me gustaba más leer literatura sin pensar en lo que la obra implicaba. En la filosofía de su construcción y su forma, no quería entenderla, solo sentirla. Sin embargo, muchas veces nos convertimos en lo que somos porque al elegir, no sabíamos en realidad los bemoles, las callejuelas, los recovecos que en realidad componían aquella cosa objeto de nuestro deseo. O tal vez sí, con el tiempo, desde la distancia, todo se ve más glamoroso e ilustre. Tal vez sólo quería aquello que se miraba a través del espejo del tiempo. Cuando nos vamos poniendo viejos nos volvemos más ciegos, empezamos a ver todo desde la distancia, la subjetiva distancia.

Un fragmento

“los hombres---pensé—cambian tan poco, siguen siendo tan ellos mismos, que sólo existe una historia de amor desde el principio de los tiempos, repetido al infinito sin perder su terrible sencillez, su irremediable desventura” Álvaro Mutis , La última escala del Tramp Streamer

La carta

Podría escribir un tratado de lo que pienso mientras la maldita raya vertical titila. El abismo de aparecer / desaparecer hace que mis pensamientos hayan de significar para mí un constante reto. Hay múltiples o tal vez más que múltiples infinitas opciones de comienzo. Me desespero con la intermitencia, que crece a medida que pasa cada segundo; un segundo que aumenta aún más mi sensación de infertilidad. Mis extremidades inferiores, suspendidas y tensas en mis sienes, se congelan y se duermen con el pasar del tiempo. La línea vertical negra, de aproximadamente 2 cm, sigue allí. Hay un reloj en mi interior que clama, pide y ruega porque yo me reproduzca, porque yo diga quién soy a través de las palabras. La sequedad, la sensación de torpeza que va extendiéndose por mi cuerpo; en eso me convierto. *** Han pasado dos horas, continúo enfrente a la portátil. Tengo que entregar un artefacto hecho de palabras, sin embargo, escucho una canción de moda por la radio, una canción que apesta, que

EL VERDADERO FINAL

Teniendo en cuenta que en Madrid hay mucha gente friqui, quiero hablar hoy de la normalidad que sobrellevo desde hace algún tiempo. Por una extraña circunstancia soy llevada por un río urbano que me oprime dulcemente en la trayectoria del tiempo, de los días, de las horas y de los compromisos. Es curioso que ahora mismo piense en ese soneto de Quevedo y ese otro de Sor Juana en donde la reflexión del tiempo va magistralmente desarrollándose en los versos hasta llegar a una degradación sustancial de metáforas que son objetos y cosas de la vida diaria relacionadas con la palabra polvo. Se me ocurre entonces que esta normalidad es parte también de eso; un montón de partículas desparramadas en la nada de un tiempo que en algún momento solo será un recuerdo. Mi normalidad es natural, pero la naturalidad de la normalidad también tiene tufo hediondo; porque es un hongo descompuesto, que con el correr del tiempo se va transformando en lo que en realidad somos todos: degradación. Siento ser esc

La mirada esquizoide

La silla se convirtió en una mujer sin cabeza con los brazos extendidos en la alfombra y las piernas abiertas. Las lianas tupidas se abrieron de par en par con un movimiento continuo, leve, como el de una cortina movediza, de allí fueron saliendo encajes que daban a luz una inmensa vagina palpitante. No era una mujer ¿o sí? , no tenía cabeza ¿La tenía? ; sugería su imagen la de un monstruo peligroso, silente y lerdo. Del cielo empezaron a manar montones de objetos: un carro de juguete de color rojo, un arco iris de plástico, una yanta; todos eran absorbidos por la siniestra y palpitante vagina. La lluvia cesó. La vagina dejó de latir, el cuerpo inerte de lo que fue antes una silla ¿O una mujer? había expirado: ya pronto cambiaría el ojo y la mente y transformarían al objeto en lo que antes era. La próxima vez sería (la silla o mujer) una discreta y tímida nínfula contorsionista con dotes políglotas y titiriteros.