A mi y creo que a todos nos fastidian los viajes largos, esos que se prolongan por horas y horas interminables. Esta semana he hecho un viaje largo, desde Cumaná hasta Caracas (donde dormí) pasando por Sao Paulo--- a cinco horas de distancia de Caracas en avión--- luego esperar allí 3 horas para montarme en otro avión que me llevaría ( con bastantes turbulencias) a Madrid. Mi miedo a los aviones antes era ínfimo, solía reírme de la gente mofándome de aquellas calenturas y mareos irraciones ante la posibilidad de abordar un medio de transporte que se considera muy seguro.
Ahora, atacada por el terror, me monto en aquellas sillas en donde antes del despegue una aeromosa raquítica y vertiginosa me recita como una tabla de multiplicar lo que hay que hacer en caso de un desastre (póngase la mascarilla, agarre el salvavidas por si se cae el avión en el mar, como si fuera esto útil si el avión se cayera al mar).
No sé de dónde viene el terror, si de los anteriores accidentes del año pasado o el miedo al aleatorio destino fatal, si de la sensación---que aumenta con la madurezz-- de sentirse menos infalible; o, yo creo es también una posibilidad, de la incomodidad extrema de las sillas de la clase turista.
Para mi, ahora, viajar en avión es un mal necesario porque cada día me encoge y me hace mirar con envidia a esa gente tan tranquila, displicente,pendiente de la comida sintética que sirven en el avión, qué envidia, ya no soy tan fuerte como antes.
Ahora, atacada por el terror, me monto en aquellas sillas en donde antes del despegue una aeromosa raquítica y vertiginosa me recita como una tabla de multiplicar lo que hay que hacer en caso de un desastre (póngase la mascarilla, agarre el salvavidas por si se cae el avión en el mar, como si fuera esto útil si el avión se cayera al mar).
No sé de dónde viene el terror, si de los anteriores accidentes del año pasado o el miedo al aleatorio destino fatal, si de la sensación---que aumenta con la madurezz-- de sentirse menos infalible; o, yo creo es también una posibilidad, de la incomodidad extrema de las sillas de la clase turista.
Para mi, ahora, viajar en avión es un mal necesario porque cada día me encoge y me hace mirar con envidia a esa gente tan tranquila, displicente,pendiente de la comida sintética que sirven en el avión, qué envidia, ya no soy tan fuerte como antes.
Comentarios
Cuídate y cuida tu relación.
PD: Revisa nuevamente la entrada que acabas de publicar. Detallitos.
Dios te bendiga.
luego de varias veces
te vas acostumbrando
pero eso sí
sabes que lo mejor estar con los pies bien puestos sobre la tierra
siempre
Interesante blog.
Saludos...
Un besote,
Ophir