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Mostrando las entradas de mayo, 2008

¿Por qué volví a leerme El extranjero ?

Cuando descubrí este extraordinario libro, vivía en Caracas y sabía muy poco de la vida. Era un persona inocente (aún), tenía más amigos que ahora y pensaba que la muerte era lo único que nos igualaba a todos (yo estaba convencida que el mundo era una bacinilla putrefacta con caca). El libro me fue regalado y recomendado con bastantes aspavientos; se me obligaba prácticamente a leerlo en ese mismo instante puesto que: “había sido conseguido en un remate, por pura suerte de la vida…”. Como la edición era sumamente humilde---papel de prensa; un cartón débil, escueto; color chillón y un dibujo difuso en la portada--- no me llamó la atención ¡qué ignorante era! Sin embargo, pese a mi indiferencia, la insistencia de mi padre fue tal que decidí abordarlo en un viaje en autobús Cumaná- Caracas: Y ocurrió entonces mi revelación. El señor Meursault se transformó para mí (una adolescente de 18 años) en alguien extraordinario que sabía mucho de la vida, aún y cuando sus valores fueran to

JIMENA, MUJER

La historia de Jimena es simple: una mujer nació en una familia castradora padeciendo, por años, la terrible angustia de sentirse una abúlica, frígida e insípida solterona. Jimena nunca quiso verse allá abajo; no quería constatar que su sexo, tantas veces imaginado y comparado con el de otras solteronas, podría estar arrugado como una pasa. Cuando la madre murió Jimena no quiso llorar, en el fondo, ante el duelo, había sentido cierta cosquilla de placer en la parte baja de su vientre, un ligero ardor en los labios inferiores, un encrespamiento y una lava que caía sin querer, que estaba allí, fangosa, moviéndose en la espesura de sus adentros. Había muerto su madre y por primera vez Jimena se atrevió a reconocer un deseo, unas ganas grandes de que algo la poseyera, o alguien. Guardó luto cerrado por un año mientras practicaba en la soledad de su casa las distintas formas de divertirse con lo prohibido. Gimió, sus manos habían lamido, hurgado, tocado; se habían retorcido de amor y

OTRA ENTREGA DEL CUENTO DE LA VENTANA

Me pidió por favor esperaba a que se vistiera, que si podíamos hablar en otro sitio, tal vez un café o un restaurante. Asentí y pensé inmediatamente en la situación incómoda a la que me exponía con su mujer y con los demás. No quise, sin embargo, discutirle. Salimos al poco rato. Mislevis me despidió con un saludo agrio, apenas un leve agitar de los dedos y una escueta sonrisa. Escogí un sitio apartado pero acogedor, nadie nos escucharía. He de repetir que yo era y soy una mujer reservada y no quería que nadie conocido me viera con un jovencito. Juanito me miró impaciente, estaba nervioso. Le insté inmediatamente a que hablara de una buena vez, yo quería saberlo todo. Juanito no hablaba, sólo me miraba a los ojos fijamente con una mueca de disculpa, pensé en ese momento que tal vez quería dinero ¡Cómo podía haber sido tan tonta! No obtendría una versión verídica sin dinero. Le dije entonces lo que él esperaba escuchar: “¿Cuánto?”. Me respondió penoso, casi a modo de queja, con una ci

"La enfermedad" Alberto Barrera Tyzska

He leído la novela ganadora del premio Herralde 2006 “La Enfermedad” de Alberto Barrera Tyszka, así que les lanzo esta crítica, que no pretende ser especializada, cuidada, atinada. Parte entonces esta bloguera de tierras cumanesas, de un marco observador y lector muy particular, informal, relajado. *** Por casualidades de la vida la novela llegó a mi biblioteca pero yo nunca había osado leerla; ni siquiera agarrarla por el lomo, hurgar dentro de ella, ojear sus páginas. Vine a mi casa en Cumaná a pasar el fin de semana de la madre y no había traído nada qué leer, así que estaba la novela allí, invitándome. Fueron horas deliciosas de lectura puesto que la novela es verdaderamente corta y suave, su río argumental es liviano y sus constantes situaciones impiden el temido y común aburrimiento por parte del lector. El argumento es sencillo: un médico, Andrés Miranda, se enfrenta al terrible diagnóstico de la enfermedad terminal de su padre. A partir de esta funesta noticia el protagonis

Ventana- Otro cap.

Le pedí la dirección a Esteban, el portero de la noche; me la dio dubitativo, extendiendo la mano con desconfianza. Lo miré fijo a los ojos y le dije que necesitaba averiguar sobre unas personas que me estaban acosando. Luego de haberle soltado aquella información me sentí torpe, había revelado algo confidencial ¡Qué insensata! Manejé apresurada, no quería pensar en ellos, sólo observaba a los distintos transeúntes de aquellas calles sucias que vistos desde el lustroso cristal de la ventana del carro se me hacían ajenos. Quise entonces salirme de mi auto, ser ellos, seguir el camino de todos los seres desconocidos que por casualidad me tocaba ver. El sitio donde vivía Juanito era un barrio pobre alejado de la ciudad; los suburbios, a medida que el carro avanzaba, se hacían cada vez más deformes, de colores menos uniformes y la gente visible más numerosa. Ya había estado en sitios como aquellos, mi visita a los barrios no era la primera, mi pasado no había comenzado con el negocio pudi

EL ECLIPSE DE LA POESÍA

Comparto la idea que tienen algunos de despreciar el correo chatarra, las películas que desafían nuestra idiotez y los artículos amarillistas donde fotografías de escandalosos interfectos coronan una rudimentaria crónica de sucesos. Tal vez sean éstos formas loables de divertimento, instrumentos maravillosos que facilitan una catarsis en masa, productos del show bussines que nos reflejan lo que somos nosotros mismos. Pero independientemente de todas las bondades de las extra ligeras y morbosas formas de escape hay siniestramente una mecánica que nos propone un llamado de atención a lo que como cultura hemos elegido y ensalzado para divertirnos. Es tal vez conmovedor y triste ver cómo la juventud actual desprecia a la literatura y sobre todo a la poesía como forma expresión artística del lenguaje. Leer un poema es realmente un sacrilegio para unos muchos, más aún hacerles entender por la fuerza que la esencia de la poesía está dentro de nosotros mismos y que enriquece de alguna manera