Ir al contenido principal

el día de hoy

Hoy me levanté temprano y no dormí mucho por la noche.
Estoy trabajando en unas solicitudes de empleo para Alemania. Necesitan toda mi atención. Me piden muchas cosas, unidades didácticas, cartas en alemán (esta las he hecho con ayuda), fotos de estudio. No tuve ganas de pagar a ningún estudio fotográfico, como tengo una buena cámara que me regaló mi padre la acomodé como pude y me puse la única camisa formal que tenía. Registrando mi armario me di cuenta que no tenía blazers ni chaquetas elegantes, también advertí  que casi toda mi ropa era vieja. Me sentí bien por no haber deseado durante mucho tiempo comprarme ropa. Saqué entonces esa camisa azul de Benetton que me regaló mi mamá en diciembre y como pude, después de secarme la pollina, me tomé una foto un poco artificial. No me gustaron las fotos que salieron, pero tenía prisa y las edité como pude para ponerlas en el currículo.
Estoy contenta porque me he podido concentrar estos días.
Había mandado una solicitud y no me llamaron.

Para esta solicitud he sido sencillamente yo misma. Sin falsedades y pretenciones, me he mostrado con toda la sinceridad. No pretendo ser lo que no soy. No quiero maquillar nada. Quien vea lo que pinta mi hoja curricular verá que no hay nada del otro mundo. Yo solo quiero una oportunidad para trabajar.
5 años en Europa y hasta ahora pago másteres y cursos, pero nadie me paga a mí.
Creo que España me infectó de ese drama que tiene ahora y que yo sin ser de allí tuve que sufrir, pero bueno, ahora me he pasado a otro país, estoy en Alemania, a ver qué pasa.
Ya este post se viene convirtiendo en una hoja de recursos humanos. Paro aquí.
Buenos días.

Comentarios

Tracy dijo…
¡Suerte!, verás como la tienes, no hay como ser una misma.
Amylois dijo…
Así ha de ser. Mucha suerte.
Susana dijo…
Mucho ánimo. En Alemania es más fácil conseguir trabajo. Un beso.

Entradas más populares de este blog

Normal

Me he estado preguntando últimamente qué es realmente ser normal. La campana de Gauss no pudo explicarme. Si yo soy normal (esto es un ejemplo) no puedo ser pureza normal porque ser pureza normal es estar metida en la barriga de la campana en todas las variables posibles que pueden definirme, entonces dudo que yo sea normal (esto es parte del mismo ejemplo). La normalidad, según mi humilde criterio, va de la mano del aburrimiento y el aburrimiento es lo más gris, uniforme y castigador que hay. Prefiero entonces no ser normal absolutamente; sin embargo, si tuviera que esperar a alguien que me haga compañía preferiría que lo fuera. La normalidad es predictiva, y en el fondo, aunque nos cueste aceptarlo, a nosotros, sí, también a mí (y aquí soy normal) no nos gusta sobresaltarnos con cosas anormales. Las cosas anormales causan incertidumbre y la incertidumbre continuada es una desdicha (al menos para la gente normal en este tema). Lo anormal tiene algo de divertido, desastroso y siniest

Mi crítica : "El guardián invisible" de Dolores Redondo

  No sé por dónde empezar; este libro ha sido la absoluta decepción del año junto con "Persona Normal" de Benito Taibo. Mi malestar empezó con los diálogos... Llegado un momento de la trama uno de los inspectores que hacen el séquito a la inspectora Salazar se lanza con una exposición de cita de libro sobre las leyendas vascas y sus criaturas ancestrales. La exposición, ausente de cohesión con el ritmo anterior de los diálogos, se me antojó un corte y pega de Wikipedia difícilmente catalogable ; penoso para ser este un libro leído y celebrado por tanta gente. Lo voy a decir y lo siento por los fans acérrimos de Dolores Redondo: Los diálogos son acartonados, impostados, manidos, faltos de fuerza y vivacidad, en algunos momentos me parecen absolutamente naivs propios de una parodia de lo que debe ser un libro policíaco, con búsqueda de asesino incluido. Pongo un ejemplo, por favor, para continuar con mi indignación; llegado el momento la inspectora sale a buscar a unos doctores

"El misterio de Salem's Lot"

  Amo los libros de terror, no los leo en la noche con la puerta entreabierta, con todo en silencio, me imagino que viene un ser horrible con ojos de muerto y se para en silencio en la puerta y yo me paralizo y no puedo ni gritar ni hablar del miedo, pero es lo que busco, qué le vamos a hacer. Este libro tiene como protagonista a Ben Mears, un escritor en sus 30 que por circunstancias de la vida había pasado una temporada en Jerusalem´s Lot cuando era niño. El caso es que Ben vuelve al pueblo tras una tragedia personal para escribir y recordar las experiencias de ese intenso verano en el que vivió un encuentro sobrenatural en la casa de los Marsten. Aquella casa abandonada había pertenecido a la familia Marsten, una pareja fallecida en espeluznantes circunstancias. Después de aquello, la casa fue ganando la fama de maldita y los niños hacían apuestas de valor a ver quién se atrevía a entrar y superar las posibles apariciones fantasmales que se encontraban dentro.  Ben de niño  lo hizo