Ir al contenido principal

Té helado.

Hoy me acosté en la cama todo el día.

Después de estas semanas de locura en el trabajo, donde me apetece realmente mandarlo todo a la mierda.

Mi marido se llevó a los niños todo el día. Me he quedado sola en casa. No tengo que trabajar, no tengo que vestirme, no tengo que cocinar, no tengo que buscar a ningún niño a ninguna parte. Probablemente soy una de las pocas privilegiadas en el mundo que durante un día domingo se puede dar el lujo de quedarse en cama.

Ha sido tan fantástico que me he puesto agua en una jarra, hace un poco de calor, he cortado unas rodajas de limón y he sacado los pocos escuálidos cubos de hielo que quedaban en el frigorífico. Los puse en la jarra y pasada una hora me eché té. Sabe bien. Es una sensación refrescante sentir el agua ni dulce pero con sabor a té correr por mi garganta.

Quizás me he vuelto loca después de tanto tiempo de escribir y venir a decir estas tonterías. Pero creo que cuando luchas el día a día son estas tonterías las que te salvan realmente la parte.

Me alegro de haber tomado hoy ese té helado.


Comentarios

Tracy dijo…
Te comprendo bien, no es la primera vez que me salva un día un té, ya sea helado o no.

Entradas más populares de este blog

Normal

Me he estado preguntando últimamente qué es realmente ser normal. La campana de Gauss no pudo explicarme. Si yo soy normal (esto es un ejemplo) no puedo ser pureza normal porque ser pureza normal es estar metida en la barriga de la campana en todas las variables posibles que pueden definirme, entonces dudo que yo sea normal (esto es parte del mismo ejemplo). La normalidad, según mi humilde criterio, va de la mano del aburrimiento y el aburrimiento es lo más gris, uniforme y castigador que hay. Prefiero entonces no ser normal absolutamente; sin embargo, si tuviera que esperar a alguien que me haga compañía preferiría que lo fuera. La normalidad es predictiva, y en el fondo, aunque nos cueste aceptarlo, a nosotros, sí, también a mí (y aquí soy normal) no nos gusta sobresaltarnos con cosas anormales. Las cosas anormales causan incertidumbre y la incertidumbre continuada es una desdicha (al menos para la gente normal en este tema). Lo anormal tiene algo de divertido, desastroso y siniest...

La Mancha De Púrpura de Ramon Lopez Velarde

Poema La Mancha De Púrpura de Ramon Lopez Velarde Me impongo la costosa penitencia de no mirarte en días y días, porque mis ojos cuando por fin te miren, se aneguen en tu esencia como si naufragasen en un golfo de púrpura, de melodía y de vehemencia. Pasa el lunes, y el martes, y el miércoles… Yo sufro tu eclipse, ¡oh creatura solar!, mas en mi duelo el afán de mirarte se dilata como una profecía; se descorre cual velo paulatino; se acendra como miel; se aquilata como la entraña de las piedras finas; y se aguza como el llavín de la celda de amor de un monasterio en ruinas. Tú no sabes la dicha refinada que hay en huirte, que hay en el furtivo gozo de adorarte furtivamente, de cortejarte más allá de la sombra, de bajarse el embozo una vez por semana, y exponer las pupilas, en un minuto fraudulento, a la mancha de púrpura de tu deslumbramiento. En el bosque de amor, soy cazador furtivo; te acecho entre dormidos y tupidos follajes, como se acecha un ave fúlgida; y de estos viajes por la e...

ÁRBOL ADENTRO. OCTAVIO PAZ

Creció en mi frente un árbol. Creció hacia dentro. Sus raíces son venas, nervios sus ramas, sus confusos follajes pensamientos. Tus miradas lo encienden y sus frutos de sombras son naranjas de sangre son granadas de lumbre. Amanece en la noche del cuerpo. Allá adentro, en mi frente, el árbol habla. Acércate, ¿Lo oyes? Tomado de Árbol Adentro. Octavio Paz. Seix Barral: 1990. Porque a veces los poemas valen más que mil palabras. Chávez debería escribir poesía ...