Ir al contenido principal

pausa

Finalmente me tomé una pausa del curso de alemán, tengo que volver a estudiar latín y leer un poco a Plauto y recordar que la gente que vivió casi 200 años antes de Cristo no es tan distinta a nosotros, en realidad, cuando leo libros de muchos siglos atrás confirmo aún más que nunca seremos distintos, porque, a menos que la teoría evolutiva nos haga ostenciblemente diferentes, tendremos los mismos corazones y pulmones, y sobre todo, los mismos egos de siempre.

Intentar traducir a Plauto en latín es una tarea que se me antojaba antes, cuando estudiaba en la universidad, horrorosa. Veía aquello un fastidio y es cierto que los libros y las tareas que nos toca desempeñar dependen en mayor medida de la época en la que vivimos. Me gustaría hacer muchas cosas distintas a las que ahora hago, pero tengo tal vez la suerte de que me toca, por asuntos de unos exámenes de homologación en España, leer a Plauto, quien seguramente no se llamaba Plauto, porque lo único que significa Plauto en latín son pies planos, y esto, era más bien un sobrenombre

No han cambiado las cosas, las madres siguen poniéndole un nombre la gente, por ejemplo, y no un número; la gente no se ha dejado de enamorar, y por supuesto, por supervivencia de la especie no hemos dejado de beber agua, ni de hacer el amor, y mucho menos, hemos dejado de comer. Así que estas cosas básicas, que parecen tontas, tanto como el respirar, son en realidad el único motor que nos hace caminar e intrigar, inventar, imaginar y reírnos de los demás; son los motores de las guerras y la causa por la que las amistades se rompen y también, uno de los orígenes de las mayores crueldades humanas.
Queremos nuestro ego en orden y queremos también nuestras proviciones de todo a punto. Por eso tal vez creo que las cosas no cambiarán jamás, solo evolucionarán, y a veces, como sucedía en esa célebre frase de "El Gato Pardo" se deben hacer muchas más cosas para que, en realidad, nada cambie.

Comentarios

TORO SALVAJE dijo…
Morirnos tampoco ha cambiado.
Que rabia eh?

Besos.
Hay algún libro que tenga ese argumento??? Yo sé algunos, pero no desde el punto de vista de jugar la lotería de los inmortales.

Será que, como ese cuento de Borges, termina siendo tan aburrido y entonces resulta que morirse es mejor.
Myriam dijo…
¡Esa pausa supongo que te sabrá a gloria!

Volver a los clásicos es mu útil y tienes razón en que no hemos evolucionado tanto como pensamos...

Espeor que rectifiquemos y podamos dar ese salta a un nivel superior de conciencia.

Besos Tarantulita y feliz descanso-
mientrasleo dijo…
Alemán, latín y clásicos.
La verdad es que los grandes clásicos siguen vigentes porque sus reflexiones no están pasadas de moda.
No sabía el significado de Plauto, me hiciste reir. Suerte con las homologaciones, a veces se ponen pesadísimos
Besos

Entradas más populares de este blog

Normal

Me he estado preguntando últimamente qué es realmente ser normal. La campana de Gauss no pudo explicarme. Si yo soy normal (esto es un ejemplo) no puedo ser pureza normal porque ser pureza normal es estar metida en la barriga de la campana en todas las variables posibles que pueden definirme, entonces dudo que yo sea normal (esto es parte del mismo ejemplo). La normalidad, según mi humilde criterio, va de la mano del aburrimiento y el aburrimiento es lo más gris, uniforme y castigador que hay. Prefiero entonces no ser normal absolutamente; sin embargo, si tuviera que esperar a alguien que me haga compañía preferiría que lo fuera. La normalidad es predictiva, y en el fondo, aunque nos cueste aceptarlo, a nosotros, sí, también a mí (y aquí soy normal) no nos gusta sobresaltarnos con cosas anormales. Las cosas anormales causan incertidumbre y la incertidumbre continuada es una desdicha (al menos para la gente normal en este tema). Lo anormal tiene algo de divertido, desastroso y siniest

Mi crítica : "El guardián invisible" de Dolores Redondo

  No sé por dónde empezar; este libro ha sido la absoluta decepción del año junto con "Persona Normal" de Benito Taibo. Mi malestar empezó con los diálogos... Llegado un momento de la trama uno de los inspectores que hacen el séquito a la inspectora Salazar se lanza con una exposición de cita de libro sobre las leyendas vascas y sus criaturas ancestrales. La exposición, ausente de cohesión con el ritmo anterior de los diálogos, se me antojó un corte y pega de Wikipedia difícilmente catalogable ; penoso para ser este un libro leído y celebrado por tanta gente. Lo voy a decir y lo siento por los fans acérrimos de Dolores Redondo: Los diálogos son acartonados, impostados, manidos, faltos de fuerza y vivacidad, en algunos momentos me parecen absolutamente naivs propios de una parodia de lo que debe ser un libro policíaco, con búsqueda de asesino incluido. Pongo un ejemplo, por favor, para continuar con mi indignación; llegado el momento la inspectora sale a buscar a unos doctores

"El misterio de Salem's Lot"

  Amo los libros de terror, no los leo en la noche con la puerta entreabierta, con todo en silencio, me imagino que viene un ser horrible con ojos de muerto y se para en silencio en la puerta y yo me paralizo y no puedo ni gritar ni hablar del miedo, pero es lo que busco, qué le vamos a hacer. Este libro tiene como protagonista a Ben Mears, un escritor en sus 30 que por circunstancias de la vida había pasado una temporada en Jerusalem´s Lot cuando era niño. El caso es que Ben vuelve al pueblo tras una tragedia personal para escribir y recordar las experiencias de ese intenso verano en el que vivió un encuentro sobrenatural en la casa de los Marsten. Aquella casa abandonada había pertenecido a la familia Marsten, una pareja fallecida en espeluznantes circunstancias. Después de aquello, la casa fue ganando la fama de maldita y los niños hacían apuestas de valor a ver quién se atrevía a entrar y superar las posibles apariciones fantasmales que se encontraban dentro.  Ben de niño  lo hizo