Está nevando en Karlsruhe, por lo menos puedo pronunciar el nombre de la ciudad donde vivo casi sin acentro; mi aprendizaje del alemán se me hace un poco raro, por momentos me siento contenta y por otros desaminada.Es una lengua difícil. Tienes que declinar las palabras según su función sintáctica, casi todo se declina, ahora mismo me estudio los adjetivos (que tienen terminaciones dependiendo de la posición que ocupan en la oración). El otro problema, es que se han de aprender las palabras con su respectivo género para poder declinarlas. Esto dificulta mucho las cosas. No he podido todavía hablar bien ni entender bien lo que me dicen, lo único que alcanzo a entender son palabras sueltas y cosas que, por el contexto, son obvias. Es un poco extraño vivir en un país sin hablar la lengua, no te enteras de nada, por un lado es horrible, por otro está bien; no terminas de ser un inmigrante porque no te terminas de enterar nisiquiera si eres tratado como tal. Vives en tu nube, en tu caja de espejos con girasoles que brillan, aún en un invierno blanco. La vida es traslúcida y está poblada de reminiscencias. Es hermoso construir tu mundo, vivir en él y poder compararlo con una realidad muy distinta de la que has tenido hasta ahora. La otra cara te ofrece un plano angustiante porque te sientes como un extraterrestre, se te hace todo tan ajeno...
España es agradable, los españoles son más simpáticos, divertidos y pasionales que los alemanes, sin embargo, los alemanes son más educados que los españoles, seguiré contando.
Comentarios
Javi
Besicos