De pronto me vi hace algunos meses con libro muy viejo de fonética. No es que me interesasen mucho las categorías en las cuales se clasifican los sonidos, no, la cosa es que necesitaba desesperadamente a través de ese capítulo componer a mi distraída memoria. Hace cinco años, lo recuerdo como si fuera hoy, que contrariedad, estudié fonética; me gustaba, he de aceptarlo, podía hacer transcripciones, clasificar cualquier sonido, hablar de diferencias, ahora, sin tener una certeza de porqué ocurrió ese borrón absoluto, me he visto ante el capítulo sin saber porqué son un montón de símbolos ininteligibles para mi. Creo que entener fonética en parte es como meterse en el solfeo, saber como se manejan estas notas que en realidad son letras y representan sonidos, conseguir identificar porqué nos diferenciamos de los demás al pronunciarlas, porque el sonido puede ser capaz de ser representado de una forma u otra, porqué las palabras son música, y son únicas.
En este caso vuelvo otra vez sobre el libro meses después, no exactamente por curiosidad, sino por obligación, debo hacer una descripción de sonidos del español. Miro con detenimiento estos símbolos que siguen sin entrarme en la cabeza y caigo que se han transformado en un reto para mi; el reto no radica en entenderlos como si los conociera por primera vez, sino en volver a recordarlos y que vuelvan a gustarme como antes.
A veces pienso que no siempre vemos a las cosas que nos deleitaban, pasado el tiemo, con la misma intensidad, amor o interés, nos encontramos con personas a quien antaño podíamos amar y luego, la magia se pierde, no sabemos cuándo ni dónde. Ese momento y lugar entonces se transforma para nosotros en una obsesión, y yo creo que no es lo que va a pasar conmigo y con la fonética, seguramente de tanto insistir el alfabeto fonético internacional volverá a serme familiar y yo estaré feliz de volver a encontrarme con él, como con un viejo amigo:ojalá todas las cosas que quisimos permanecieran inalterables, qué ilusión.
En este caso vuelvo otra vez sobre el libro meses después, no exactamente por curiosidad, sino por obligación, debo hacer una descripción de sonidos del español. Miro con detenimiento estos símbolos que siguen sin entrarme en la cabeza y caigo que se han transformado en un reto para mi; el reto no radica en entenderlos como si los conociera por primera vez, sino en volver a recordarlos y que vuelvan a gustarme como antes.
A veces pienso que no siempre vemos a las cosas que nos deleitaban, pasado el tiemo, con la misma intensidad, amor o interés, nos encontramos con personas a quien antaño podíamos amar y luego, la magia se pierde, no sabemos cuándo ni dónde. Ese momento y lugar entonces se transforma para nosotros en una obsesión, y yo creo que no es lo que va a pasar conmigo y con la fonética, seguramente de tanto insistir el alfabeto fonético internacional volverá a serme familiar y yo estaré feliz de volver a encontrarme con él, como con un viejo amigo:ojalá todas las cosas que quisimos permanecieran inalterables, qué ilusión.
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