Escribir sobre mi llegada a Venezuela es más bien un ejercicio de ubicación para mí misma. La primera vista del enorme conglomerado de ladrillo que ocupan las montañas de la Guaira, me instala de golpe en esta nueva realidad. Nunca había pasado un tiempo prolongado en otro país y tal vez la considerable diferencia entre uno y otro (España y Venezuela) me haya inducido a este extrañamiento que aún, una semana después de mi regreso, me maravilla por cosas con las que me encuentro.
Respiro el aire Caraqueño con cierto temor, la inseguridad personal se siente incluso físicamente, es comprobado que siempre estamos amenazados; al pasear en ciertos sitios; sin embargo, respiro esa cotidianidad del clima primaveral de Caracas.
Un día después al encontrarme con Cumaná, no sé si me invade el vacío de las recientes despedidas, que hacen que deje atrás, de pronto, aquél ambiente diferente, aquellas amistades sincréticas, el amor, el paisaje.
Me encuentro entonces en la plena soledad de una nueva vida, una que sé también he de abandonar en poco para volver a incorporarme a aquél ambiente, en condiciones distintas.
Creo que ha sido devastador abandonar aquella realidad que me llenó de alegría durante nueve meses, el que la etapas mueran te hacen sentir de golpe como más viejo. Encontrarme de nuevo con mi playa y mi trópico y mi gente oriental y mis cosas antes dejadas por la mitad.
Comentarios
un abrazo
Besos y Un abrazo
"partir es morir un poco"
un abrazo no se si de bienvenida
Aquí donde están tus raíces, tu gente, aquí en este pastiche neosocialista y postcapitalista, aquí en la expresión más fidedigna del realismo mágico, bienvenida a la tierra de gracia, bienvenida a Venezuela.
Porque como escribió Pérez Bonalde:
" (...) Ese cielo, ese mar, esos cocales,
ese monte que dora
el sol de las regiones tropicales...
¡Luz, luz al fin! Los reconozco ahora:
son ellos, son los mismos de mi infancia,
y esas playas que al sol del mediodía
brillan a la distancia,
¡oh, inefable alegría,
son las riberas de la patria mía! (...)"
Qué bueno que hayas llegado, ya nos hacías falta por aquí, por nuestro entuerto tropical.
Un beso venezolano para ti.
Por siempre tuyo, con la hermandad en la palabra.
Leonardo
no hay como la casa aunque después de un tiempo lejos, crea uno que la lleva en la espalda al mejor estilo del caracol.
Un abrazote!
OA
Lento o a prisa, tu aroma irá adquiriendo un sabor diferente.
Besos linda.