Porque salir por aquí asusta, sobre todo de noche; las calles están desiertas y en el ambiente se respira el sudor del miedo a lo que no se sabe, a peligro, a lo real, a la violencia. Porque supongo que todos tememos por nuestra integridad y nos preguntamos qué pasó con ese país que a pesar de todo era distinto.
Nunca quise ser pesimista, siempre pensé, desde niña y con esperanza, que el país sería diferente, que vendría alguien con buenas intensiones y lo arreglaría, lo trataría como a una propiedad conseguida con mucho esfuerzo: pero no.
Nadie ha querido a este país y mucho menos aquellos que han tenido más poder. Todos quieren conseguir fortunas mal habidas, comodidades, respeto ¿Qué respeto se les puede tener a estos culpables? ¿Soy culpable yo? Y es que no sé calibrar realmente si de verdad hay una cuota de culpa en todos nosotros. Tal vez seamos llevados por un río que perversamente nos ha traído hasta aquí, tal vez el destino nos ha signado esta situación.
No me siento de ninguna manera orgullosa de lo que está sucediendo actualmente en Venezuela; debemos ser responsables, debemos reprendernos y no taparnos con paños de aguas evasivas que consiguen montarnos ese cuento absurdo de que somos super arrechísimos pero lamentablemente hemos tenido mala suerte, no, no me lo creo. No hacemos trabajo, no hacemos amor por lo que hacemos, no fabricamos eficiencia y orden.
Cada día veo cómo el país se deteriora, camino por las calles sucias y llenas de gente que bebe con aspecto de delincuentes y escucho, sin querer, la frase de una chica sentada en una caja de cartón, con las piernas abiertas: "Tengo ganas de cagá", dice, y un coro de gente a su alrededor se ríe, la aplaude y celebra la gracia, rápidamente vienen a mi mente todas las páginas aprendidas de conductismo (se celebra la ordinariez, se deploran las buenas costumbres, el respeto) y me digo entonces que tiene y tenía razón Rafael Cadenas cuando escribió su ensayo "La quiebra del lenguaje", si se enaltece la vulgaridad, el lenguaje soez, si leer es prácticamente un oprobio, vaya usted a saber en qué nos iremos a convertir.
Porque el presidente habla chabacano, porque hablar ordinario, ser ordinario es chévere, porque todos somos "este", "osea", "EHH", "tabanos" , "estábanos", y así sucesivamente; ya.
No hay motivos para no sentir esta angustia, no hay motivos para no sentirnos culpables, no hay razones para no vivir cada día más en nuestra concha, en nuestro refugio, si tenemos la suerte de tenerlo.
Así que aunque esta realidad sea una infamia para aquellos que con esfuerzo y trabajo han podido hacerse un panorama de visión más amplio, tendremos que irnos acostumbrando al cambio, tendremos que aceptar la idea, ir cambiando paulatinamente, siendo parte de la masa, acostumbrándonos a este deterioro, así es la supervivencia "En el país donde fueres haz lo que vieres".
Nunca quise ser pesimista, siempre pensé, desde niña y con esperanza, que el país sería diferente, que vendría alguien con buenas intensiones y lo arreglaría, lo trataría como a una propiedad conseguida con mucho esfuerzo: pero no.
Nadie ha querido a este país y mucho menos aquellos que han tenido más poder. Todos quieren conseguir fortunas mal habidas, comodidades, respeto ¿Qué respeto se les puede tener a estos culpables? ¿Soy culpable yo? Y es que no sé calibrar realmente si de verdad hay una cuota de culpa en todos nosotros. Tal vez seamos llevados por un río que perversamente nos ha traído hasta aquí, tal vez el destino nos ha signado esta situación.
No me siento de ninguna manera orgullosa de lo que está sucediendo actualmente en Venezuela; debemos ser responsables, debemos reprendernos y no taparnos con paños de aguas evasivas que consiguen montarnos ese cuento absurdo de que somos super arrechísimos pero lamentablemente hemos tenido mala suerte, no, no me lo creo. No hacemos trabajo, no hacemos amor por lo que hacemos, no fabricamos eficiencia y orden.
Cada día veo cómo el país se deteriora, camino por las calles sucias y llenas de gente que bebe con aspecto de delincuentes y escucho, sin querer, la frase de una chica sentada en una caja de cartón, con las piernas abiertas: "Tengo ganas de cagá", dice, y un coro de gente a su alrededor se ríe, la aplaude y celebra la gracia, rápidamente vienen a mi mente todas las páginas aprendidas de conductismo (se celebra la ordinariez, se deploran las buenas costumbres, el respeto) y me digo entonces que tiene y tenía razón Rafael Cadenas cuando escribió su ensayo "La quiebra del lenguaje", si se enaltece la vulgaridad, el lenguaje soez, si leer es prácticamente un oprobio, vaya usted a saber en qué nos iremos a convertir.
Porque el presidente habla chabacano, porque hablar ordinario, ser ordinario es chévere, porque todos somos "este", "osea", "EHH", "tabanos" , "estábanos", y así sucesivamente; ya.
No hay motivos para no sentir esta angustia, no hay motivos para no sentirnos culpables, no hay razones para no vivir cada día más en nuestra concha, en nuestro refugio, si tenemos la suerte de tenerlo.
Así que aunque esta realidad sea una infamia para aquellos que con esfuerzo y trabajo han podido hacerse un panorama de visión más amplio, tendremos que irnos acostumbrando al cambio, tendremos que aceptar la idea, ir cambiando paulatinamente, siendo parte de la masa, acostumbrándonos a este deterioro, así es la supervivencia "En el país donde fueres haz lo que vieres".
Comentarios
Saludos cordiales.
me niego.
♥
Que pena, porque a los argentinos ha ayudado mucho, más allá qe su ayuda poco ha sido aprovechada
Sos muy linda en verdá, y escrbís muy bien, pero el son de queja contagia, Pasate más seguido por St, la locura nuestra te puede ayudar
Si sos maestra, como creo que entendí, te doy la gran frase de nuestro prócer MANUEL BELGRANO, el más capaz de todos los de la epoca de la independencia
"Al maestro se le debe dar el trato de PADRE DE LA PATRIA"
besos, linda, fuerza
(sorry)
"Te escribo desde un país en el que oscurece y no es de noche"
Guillevic
Por siempre.
Leonardo
Sigo creyendo que somos afortunados por haber nacido en el sur del continente, somos un volcán en erupción. Con una historia de dominación, saqueo de desangramiento, que no podríamos debatir aqui porque es muy complejo.
Si me fuera de Venezuela, siempre volvería, no hay nada como llegara a casa.
Besos.