Ayer enfermé, no fue algo terrible pero sí incómodo. Estuve mucho tiempo tratando de normalizar mi organismo, dejarlo en un estado de equilibrio, sin embargo, no cedían mis síntomas. Yo en el fondo estaba contenta porque quería descansar y no tener ningún tipo de pretexto para moverme; tumbarme en la cama sin hacer nada era en ese momento una delicia para mi ánimo. Llegó la tarde y somnolienta lo único que escuchaba era la voz de Chávez por la televisión; en algún momento, impreciso para mí ahora, levanté la cabeza y vi al comandante montado en un caballo blanco, trotando a paso lento en lo que para él (seguro) debía de haber sido el descendiente del equino de Bolívar. Luego desperté por completo y entré en Internet, sólo para darme cuenta de que ese día era la entrega de los Premios Oscar. Tuve entonces la curiosidad y el deseo de mirar todo el despliegue de glamour publicitario.
Finalmente me quedé mirando inerte los premios porque, como ya he dicho antes, estaba enferma y no podía moverme mucho de la cama: confieso que no he visto casi ninguna de las películas que allí se nominaban, y me excuso porque no es mi culpa. En los cines locales sólo transmiten basura. Los que vivimos en ciudades carentes de un ambiente cultural decente, no tenemos otra opción que refugiarnos en ir al cine, ese ritual magnífico para mí, pero ¿Qué pasa cuando no podemos ver algo así vayamos al cine porque no hay nada? Nos transmiten y transmiten las mismas jodidas películas por semanas enteras: películas idiotas o sencillamente documentales que perfectamente podemos ver un domingo en Discovery Chanel sin pagar un centavo.
Pero no era de esto de lo que quería escribir, sino de los Oscar, esta ceremonia que por inercia vi (por primera vez, también confieso) hasta el final. Comparada con las otras entregas, esta fue mucho más deslucida, bajo perfil, casi susurrante. Había un silencio transparente, como una malla de plástico que cubría desde la punta del techo del teatro hasta la última suela del tacón de alguna distinguida asistente. No brilló. Me gustaron sin embargo los premios, hubo ciertamente algunas sorpresas, espero comentar con propiedad cuando haya visto las películas ganadoras y perdedoras, pero remitiéndome estrictamente a la ceremonia, no hubo mucho.
Es curioso cómo toda la industria del cine y la televisión depende de los guionistas, el ingenio escrito: ¿Qué es un vestido de Valentino sin el verbo del guión? Valdría la pena utilizar este momento de crisis (resuelto recientemente satisfactoriamente) para destacar la importancia de aquellos que no se ven frente a las cámaras, de aquellos escritores que hacen posible la industria del cine y a los cuales ( según mi humilde opinión) no se les ha destacado en su importante papel; qué curioso, tuvieron que hacer huelga para que todos reaccionaran y entendieran que sin historia no hay cine, sin cuento no hay cámaras, no hay tomas, no hay glamour, no hay Globos de Oro, Valentinos, y escenas de lágrimas al recibir la codiciada estatuilla.
Finalmente me quedé mirando inerte los premios porque, como ya he dicho antes, estaba enferma y no podía moverme mucho de la cama: confieso que no he visto casi ninguna de las películas que allí se nominaban, y me excuso porque no es mi culpa. En los cines locales sólo transmiten basura. Los que vivimos en ciudades carentes de un ambiente cultural decente, no tenemos otra opción que refugiarnos en ir al cine, ese ritual magnífico para mí, pero ¿Qué pasa cuando no podemos ver algo así vayamos al cine porque no hay nada? Nos transmiten y transmiten las mismas jodidas películas por semanas enteras: películas idiotas o sencillamente documentales que perfectamente podemos ver un domingo en Discovery Chanel sin pagar un centavo.
Pero no era de esto de lo que quería escribir, sino de los Oscar, esta ceremonia que por inercia vi (por primera vez, también confieso) hasta el final. Comparada con las otras entregas, esta fue mucho más deslucida, bajo perfil, casi susurrante. Había un silencio transparente, como una malla de plástico que cubría desde la punta del techo del teatro hasta la última suela del tacón de alguna distinguida asistente. No brilló. Me gustaron sin embargo los premios, hubo ciertamente algunas sorpresas, espero comentar con propiedad cuando haya visto las películas ganadoras y perdedoras, pero remitiéndome estrictamente a la ceremonia, no hubo mucho.
Es curioso cómo toda la industria del cine y la televisión depende de los guionistas, el ingenio escrito: ¿Qué es un vestido de Valentino sin el verbo del guión? Valdría la pena utilizar este momento de crisis (resuelto recientemente satisfactoriamente) para destacar la importancia de aquellos que no se ven frente a las cámaras, de aquellos escritores que hacen posible la industria del cine y a los cuales ( según mi humilde opinión) no se les ha destacado en su importante papel; qué curioso, tuvieron que hacer huelga para que todos reaccionaran y entendieran que sin historia no hay cine, sin cuento no hay cámaras, no hay tomas, no hay glamour, no hay Globos de Oro, Valentinos, y escenas de lágrimas al recibir la codiciada estatuilla.
Comentarios
tienes tanta razón
sin historia no hay cine, ni hay muchas otras..cosas???
la cosa como que es historia
y si no no hay cosa, no hay nada, ni historia ni cuento, ni poema , ni película
la huelga!!! pero hay que ver como los gringos le sacan partido hasta a sus propias caga...
salud, por decir algo
El ingenio de los escritores...¿qué sería de los creadores capaces de trasladar su pensamiento al lenguaje con arte y gracia?
Saludos cordiales.
Un saludo. Muy amables tus comentarios en mi blog.
recuerdas que apareciste por mi solsticio?..y ya pasaron varias cosas más...en fin.
Hoy me detuve a ller con calma tus notas...pude caminar por tus calles y ver por tus ojos.
un abrazo cariñoso.
Te contestaría irónicamente: una de las muchas películas mediocres, basadas en el vestuario o el desnudo, en los efectos especiales y la tontería espacial.
Que te mejores pronto y bien.
A mí también me gusta ver la ceremonia de los Oscar, aunque me aburra por momentos.
por cierto ... salí bien en esa foto.
saludos, tarántula.
Paso tiempo ya, pero me gusto compartirlo con vos en mi dia especial...
Cariños.
Espero que estés mejor, cuídate mucho.
Besos
La Vie en Rose tienes que verla. Yo desde entonces me entregué a la música de Edith Piaf, su vida fue tremenda, su música lo es más.
Te leo de a poco.
Saluditos,
OA
En cuanto a la huelga de guionistas, de acuerdo contigo: sin historia no hay cine. Lo has expresado acertadamente. ¿Hasta cuando hubieran tenido que esperar los guionistas para lograr el reconocimiento que merecían?
Y ya que estamos 8 de marzo, ¡Feliz Día Internacional de la Mujer! Espero que te encuentres mejor de salud y que pases un bonito día.
♥
agregame a tus link ff o como sea jajaja recien creo el mio me re paso y me gustaria q te pases bso! =)
suerte
http://www.danielitacruz.blogspot.com
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Pero no escribas apacible con S... Es con C.
Sabes que te quiero mucho...
Dios te bendiga.
Tía Eche