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La muchacha del parque

Merello/Retrato de Margot

Andrea está sentada en un banco. El parque de los Lloviosos es frío, pero ahora está fresco y agradable, hay dos mujeres conversando: una se ríe de repente y la otra susurra cosas interminablemente mientras esboza sonrisas astutas, malignas. De repente; risas, carcajadas al unísono. Andrea piensa en la vida y su fugacidad, no quiere que se acabe nunca, no imagina cómo pudiera ser la muerte. Mira las hojas desnudas y desvalidas de las copas de los árboles que tiene enfrente, dos viejos están sentados en los extremos de un mismo banco. Hay brisa. Andrea siente envidia de las dos mujeres, quiere ser como ellas y divertirse, tener algo importante, interesante qué decir, se da cuenta que no hay nada que valga para ella en esos momentos.

Un rato después un hombre apuesto desfila frente a la plazoleta del parque Lloviosos. Espera a alguien. Andrea lo mira, lo observa detenidamente y se da cuenta que su corazón, sin comprenderlo, se sobresalta; algún rasgo ha visto en él, un dejo en su mirada, un brillo, un gesto, algo, le gusta. El hombre mira hacia el suelo y luego hacia el cielo---Es increíblemente apuesto--- se dice Andrea.

El tiempo transcurre y quiere luchar contra él, Andrea cierra los ojos, los aprieta fuertemente, no desea que llegue a quien espera, no desea que el hombre decida levantarse de donde se ha sentado y se vaya, rumbo a un sitio que ella desconoce, no quiere despedirse para siempre.

Abre los ojos, siente que la miran, el hombre ha desaparecido; en su lugar hay un viejo indigente que está frente a ella, le extiende la mano en señal de pedirle dinero, Andrea se horroriza, no sólo se siente increíblemente decepcionada sino amargada, no la vayan a asaltar tan temprano. Se levanta, busca, acomoda la cartera y sale caminando rápidamente después de darle una moneda. De regreso a su casa, recuerda al hombre; rememora sus ojos, su boca, y siente que ya se desdibujan de su mente los rasgos antes admirados, se siente un poco triste --- Un desencuentro más—piensa--- tal vez mañana en el parque pueda imaginarlo distinto, un poco más rubio, tal vez, un poco más apuesto, tal vez mañana haga frío.

Comentarios

malditas musas dijo…
Habrá que seguir cerrando los ojos, un día al abrirlos, seguramente Andrea sienta que ya no es la que era, y que puede conversar consigo misma. Después aparecerá él y no hará falta decir nada.

besos...
musa
Ava G. dijo…
por qué a mí me pasa eso los 365 días del año?!
soy una diva desgraciada! a veces me sorprende encontrarme contemplando la vida de los demás como si fuera una película. en fin ...

un beso!

A veces nada es lo que parece.
ella debe encontrarse a ella misma.
Clarice Baricco dijo…
uff..ya le llegará.
Rocío dijo…
vaya, todo pasa

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