En este país, donde la vida no vale nada y no son exageraciones ni planes imperialistas, me ha dado por dormir. La calle se ha hecho un lugar inhóspito, abominable y siniestro. No digo que no haya momentos fulgurantes y maravillosos ambientes que hagan creer (a cualquier humano que los habite ) estar en un paraíso terrenal. Reflexionar sobre el creciente deterioro del país es una tarea que se antoja aburrida por lo inútil. Ni una sola persona puede hacer mucho, ni mucho menos puede haber una recuperación que eche atrás todos estas décadas de ligereza ¿Somos infortunados? No sé. En este país el miedo es el rey. Yo no quiero sentir miedo, pero lo siento. Y es bueno que sea así, el miedo protege y aquí necesitamos protegernos porque nunca pasa nada con las injusticias. Cada día que paso en Venezuela disfruto del sol y de la sensación de estar en esta maravillosa tierra cuyos habitantes se creen ricos, pero en realidad son pobres, muy pobres y oprimidos. A veces, el optimismo y la pretenci...
Desde el 2006 abrí este blog. Lo he dejado y he vuelto, es como un familiar querido, existía antes de mis hijos. Escribiré reseñas de libros aquí porque con el tiempo me he dado cuenta del poder sanatorio y pacificador de los libros en mi vida. Si puedo ayudar a otros a recomendar lecturas, podré decir que algo ha valido la pena del esfuerzo de escribir y colgar cosas.