Repleto, todo repleto. Los taxis no pasan, y si lo hacen, se encuentran por supuesto ocupados. En la parada Nro. 18 hace su aparición una mujer. Esta nerviosa, mira constantemente el reloj y mueve la pierna. Está oscureciendo y la gente trata inútilmente de obtener un puesto en un vehículo cualquiera que la lleve al menos algo cerca de su casa. La mujer se impacienta, quiere montarse en cualquier autobús o taxi pero no puede. Cree que nada en el mundo es más difícil que eso. Unas muchachas avezadas logran colarse entre la gente para subirse a un autobús, la mujer las mira con desprecio. Un hombre de blue jeans negros logra detener un taxi descuidado que pasaba vacío. La mujer se desespera, se lamenta de su suerte. Pasados cuarenta minutos aún quedan en la parada de autobús: dos viejas que conversan, tres muchachos que miran la hora, una chica que ha llegado hace un momento y la mujer. Todos los demás que estaban cuando ella llegó, sin saber cómo, se montaron en cualquier cosa y seguram...
Desde el 2006 abrí este blog. Lo he dejado y he vuelto, es como un familiar querido, existía antes de mis hijos. Escribiré reseñas de libros aquí porque con el tiempo me he dado cuenta del poder sanatorio y pacificador de los libros en mi vida. Si puedo ayudar a otros a recomendar lecturas, podré decir que algo ha valido la pena del esfuerzo de escribir y colgar cosas.