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Vecinos inconclusos

Mi hijo va a un Kindergaten justo debajo de mi edificio. Vivo en una construcción respetable de 17 pisos. Todas las mañanas bajo al pequeño que llora y se resiste con un pretexto distinto según el día. A las 13.30 de la tarde con extrema puntualidad se reúnen los padres de los infantes a esperar que se abra una puerta eléctrica y se agolpan desesperados tratando de llegar primero y así poder sacar de las sillas en corro a los impacientes niños. Mueven la cabeza de un lado a otro, soy una entre una multitud. Los alemanes suelen ser altos, a veces no consigo estirar suficientemente la cabeza para que Nicolás me vea.


En el edificio de al lado vive una mujer desgreñada con la que me he encontrado algunas veces. Al principio la vi arrastrar a tumbos a dos varones. Uno de ellos  con pies tremendamente torcidos y el otro siempre con un jolgorio, atolondrado, parece buscar unos pájaros imaginarios que le revolotean encima de la cabeza. Hace unos meses descubrí que uno de sus hijos va al mismo Kindergarten de mi hijo. Algunas veces cruzaba mi mirada con ella pero advertía que la mujer me esquivaba tenazmente. Su mensaje era de fastidio. En mi desesperada necesidad de hacer amigos pensé que hubiese sido una buena idea abordarla y preguntarle sencillamente "qué tal" pero desistí inmediatamente de la idea al reconocer que no había por su parte ningún tipo de simpatía y por otro lado  mi alemán era tan penoso que no lograría conversar con nadie cuya paciencia no fuese su gran virtud.

Hoy me he encontrado otra vez con ella y la he forzado a decirme los buenos días. No sacaré nada más que eso, pero en estos días de viento (que odio) y de ausencia absoluta de luz empiezo a imaginármela como una escritora atormentada, con esas canas repartidas, los pelos sin peinar a causa de una noche de desvelos, siempre usando el mismo abrigo de invierno. Se me ocurre esto y siento una especie de felicidad. La imaginación es sencillamente una droga poderosa.

Y pienso más cosas.

Es una auténtica artista incomprendida. Tiene 5 libros publicados. No concede entrevistas. Prepara en estos momentos la novela de su vida. Esta vez quiere abarcar el tema de la DDR porque extraña su lejana Dresden. Es sumamente tímida pero piensa en mí como un posible personaje para sus próxima novela sobre los inmigrantes. Soy una heroína.





Comentarios

Susana dijo…
Pronto tu hijo te podrå ayudar con el alemán. Un beso.
Poeta745 dijo…
La imaginación es sencillamente una droga poderosa. Saludos.

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