Ahora estoy entregada a la difícil tarea de aprender alemán. Soy una afortunada, tengo la oportunidad valiosa de aprender otro idoma por inmersión. Me voy a Alemania a vivir, y ya prometo cambiar un poco este blog contando un poco cómo me irá en mi nueva ciudad; Karls ruhe, a la cual no le he tomado ninguna foto porque no la conozco. Pero voy a vivir allí. En mi afán de enterarme de qué va el mundo cuando llegue, me pongo a ver la tele en alemán, pero me quedo más china todavía. Me parece un idioma intrincado, como con mucho pasto, y yo, que después de tanto darle al inglés ya lo iba comprendiendo y hasta me resultaba sabroso ponerme a escuchar a los norteamericanos hablar, me desiluciona volver ser bebé otra vez. Me asustan los relatos de gente que vive allí años sin enterarse de nada. Yo sé que soy muy currante y estudiaré en la ducha, en la cocina, mientras doy pecho al bebé, cuando camino. Pero no sé hasta dónde se puede llegar. De la cultura alemana, por supuesto...
Desde el 2006 abrí este blog. Lo he dejado y he vuelto, es como un familiar querido, existía antes de mis hijos. Escribiré reseñas de libros aquí porque con el tiempo me he dado cuenta del poder sanatorio y pacificador de los libros en mi vida. Si puedo ayudar a otros a recomendar lecturas, podré decir que algo ha valido la pena del esfuerzo de escribir y colgar cosas.