No podía dejar de saludar y pasar por aquí, al fin y al cabo, la internet me quita el poco tiempo que tengo para concentrarme. Hoy he leído un artículo interesante que les recomiendo pincha aquí y trata sobre cómo la información sobrecargada de la internet nos está haciendo perder el norte de la concentración en cosas en las que no bastan unos breves segundos de lectura. He pensado en salir del facebook, lo pienso al menos una vez a la semana, pero finalmente siempre sucumbo y vuelvo a entrar para enterarme de esas fotos (llenas de cotidianidad) de mis contactos. Si me pongo a analizar qué he sacado de facebook, probablemente no tenga ninguna respuesta en limpio, nadie me ha aportado nada interesante y me empiezo a cansar de ver a la misma gente poniendo mensajes que circundan sobre lo mismo. Es un pesimismo, ya sé, pero creo que facebook para mi es una máquina diabólica que me quita al menos media hora de mi tiempo. Lo sigo pensando y supongo que es probable que termine permaneciendo...
Desde el 2006 abrí este blog. Lo he dejado y he vuelto, es como un familiar querido, existía antes de mis hijos. Escribiré reseñas de libros aquí porque con el tiempo me he dado cuenta del poder sanatorio y pacificador de los libros en mi vida. Si puedo ayudar a otros a recomendar lecturas, podré decir que algo ha valido la pena del esfuerzo de escribir y colgar cosas.