>
Y es que escuché tantas veces la palabra: crisis, crisis, crisis, que salí temerosa, con el corazón palpitante a esconderme debajo del edredón de mi cama, una vez allí cerré los ojos y me esfumé sin saberlo por un túnel estampado por cuadros rosados y naranjas, cerré los ojos lo más fuerte que pude y grité algo que no tenía forma ni motivo, entonces me sentí tranquila, mi palabra gritada no se parecía a ninguna otra y era el saumerio perfecto, el arcano que ahuyentaba todos mis males. Ahora, cada vez que escucho la palabra crisis se me antoja algo parecido a la alegría, es como una especie de samba, que trato de bailar aunque no tenga sazón en las piernas.
Comentarios
Me alegra que seas más feliz... y tal vez el lugar no sea tan inocente.
y tambien si puedes dejar un comentario te lo agradecere.
Sigue con la alegria..
Buen domingo.
Abrazos.
saludos,