

Las fotos de arriba corresponden:
uno) la cara de quien fuera en vida el poeta prusiano Henry von Kleist
dos) La tumba que contiene uno de los mejores epitafios de poetas. Kelist una buena mañana, luego de haber hecho un balance de su vida difícil( lo del balance son suposiciones de los cronistas), llena de injusticias, privaciones de libertad y frustraciones; ante el iminente desastre en la recepción de su última obra decide junto a su mujer (acosada por un cáncer en etapa avanzada) irse a la orilla de un río y pegarle un tiro para luego pegárselo él.
La romántica y shakespereana "realidad" histórica inmortalizó a este poeta: primero por haberse programado el romántico suicidio. Luego, como receptores de su obra, por nuestras morbosas esencias y el resultado de su furiosa, destellante y avasallante y legendaria defunsión.
Uno de los versos de su obrael príncipe de Hamburgo fue puesto en su epitafio.
Una contradicción y certeza, una paradoja aterradora y descomunalmente sabia que dice para siempre:
Ahora, ¡oh inmortalidad!, eres toda mía.
Comentarios
Un placer visitarte.
Abrazos
tr3s veces ¡mierda!
a veces la vida sólo se merece insultos.
Buen blog.
Saludos...
Abrazos!
musa
El epitafio es impactante.
Saludos