Teniendo en cuenta que en Madrid hay mucha gente friqui, quiero hablar hoy de la normalidad que sobrellevo desde hace algún tiempo. Por una extraña circunstancia soy llevada por un río urbano que me oprime dulcemente en la trayectoria del tiempo, de los días, de las horas y de los compromisos. Es curioso que ahora mismo piense en ese soneto de Quevedo y ese otro de Sor Juana en donde la reflexión del tiempo va magistralmente desarrollándose en los versos hasta llegar a una degradación sustancial de metáforas que son objetos y cosas de la vida diaria relacionadas con la palabra polvo. Se me ocurre entonces que esta normalidad es parte también de eso; un montón de partículas desparramadas en la nada de un tiempo que en algún momento solo será un recuerdo. Mi normalidad es natural, pero la naturalidad de la normalidad también tiene tufo hediondo; porque es un hongo descompuesto, que con el correr del tiempo se va transformando en lo que en realidad somos todos: degradación. Siento ser esc...
Desde el 2006 abrí este blog. Lo he dejado y he vuelto, es como un familiar querido, existía antes de mis hijos. Escribiré reseñas de libros aquí porque con el tiempo me he dado cuenta del poder sanatorio y pacificador de los libros en mi vida. Si puedo ayudar a otros a recomendar lecturas, podré decir que algo ha valido la pena del esfuerzo de escribir y colgar cosas.