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Mostrando las entradas de 2019

Este año

Este año mi marido tuvo dos embolias pulmonares y una trombosis. Estuvo a punto de morir, igual que yo el año pasado. Cuando lo miraba en esa cama en el hospital, sin poder hablar, con montones de cables, con humor de perros y despontricándome a mí por estar postrado en la unidad de cuidados intesivos de cardiología al lado de muchísimos ancianos de 80 años, me pregunté realmente por qué habíamos tenido tantas crisis. Había gritado durante muchos años por ridiculeses del tipo: no hemos comprado pan, llegamos 5 minutos tarde, nos perdimos la reunión de padres que hablaba de cómo queríamos el Kindergarten del futuro. Allí, en ese hospital, solo podía llorar, pensando en el abismo posible, el abismo era infinito, el dolor era como un cubo de basura de paredes negras sin bolsa, sin fondo, anclado en el justo centro de la tierra. Podía ocurrir, era cierto, pero no sucedió. Ahora está mejor que yo, que me mato en las complicaciones cotidianas de mi trabajo. Mi jefa de pronto se queja po

Té helado.

Hoy me acosté en la cama todo el día. Después de estas semanas de locura en el trabajo, donde me apetece realmente mandarlo todo a la mierda. Mi marido se llevó a los niños todo el día. Me he quedado sola en casa. No tengo que trabajar, no tengo que vestirme, no tengo que cocinar, no tengo que buscar a ningún niño a ninguna parte. Probablemente soy una de las pocas privilegiadas en el mundo que durante un día domingo se puede dar el lujo de quedarse en cama. Ha sido tan fantástico que me he puesto agua en una jarra, hace un poco de calor, he cortado unas rodajas de limón y he sacado los pocos escuálidos cubos de hielo que quedaban en el frigorífico. Los puse en la jarra y pasada una hora me eché té. Sabe bien. Es una sensación refrescante sentir el agua ni dulce pero con sabor a té correr por mi garganta. Quizás me he vuelto loca después de tanto tiempo de escribir y venir a decir estas tonterías. Pero creo que cuando luchas el día a día son estas tonterías las que te salvan re

un espejo

Se me antoja todo lo que he escrito aqui tan diferente a lo que soy ahora. Busco libros sobre inmigrantes amargados y frustrados con su vida. Estoy leyendo unos 5 libros sobre la estupidez de la excesiva burocracia, los desechos humanos (que vienen a ser los refugiados, asi los define el libro); Simone de Beauvoir, un libro de como entender el cerebro del nino y como inventar juegos para ninos de edad escolar, otro sobre un marinero que ya no recuerdo. Mi disposicion de tiempo libre es tan escasa que ultimamente solo veo portadas de libros, titulos y autores. Me he dado cuenta que cada vez mas libros tienen Cup Cakes y flores en sus portadas. Vaya. Maduro parece un Wackelzähne, lo que traducido al espanol viene a ser como un diente flojo que se mueve y tambalea pero sigue alli. Mi padre llego de Venezuela y parece un esqueleto. Intento darle magdalenas, yogures grasos, mucha mantequilla, pero ha perdido hasta el apetito. Pronto tendre una prueba practica muy importante, soy