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Una nueva vida

Los días y los acontecimientos han transcurrido, desde hace poco, de manera vertiginosa. Pienso a veces que mientras más cosas ocurren más oportunidades tenemos de meternos en problemas. Pensé en muchas ocaciones que no me ocurrían cosas y resulta que últimamente me ocurren demasiadas, tantas, que no me da tiempo de pensar, de detenerme, de ver la lenta gota de rocío que se desprende de la hoja que despierta en la mañana. Sólo tengo tiempo de ocuparme de cosas importantes, cruciales, y no he podido vivir esos momentos de cámara lenta a los que antes estaba bastante acoscumbrada.

Desde la última vez que escribí, me ofrecieron trabajo en Maturín para dar clases de Comprensión y Expresión Lingüística I en la UDO. Tenía otro trabajo que no era muy seguro, dada la terrible situación social y educativa que vive el país. Decidí irme. Tuve que irme a la entrevista mientras hacía malabares con mi otro trabajo. Andaba trabajando en dos ciudades distintas a 3 horas de diferencia. Tuve que asistir al acto de grado, me tocó dar el discurso, fue un estrés total, pero sumamente emotivo y hermoso. No me aceptaban la renuncia en el colegio donde trabajaba. Lo hice a la fuerza.
Y ahora, bueno, ahora, la mudanza, el irme de mi casa. No quiero. Ahora otro problema. Quiero ver mil gotas de rocío detenidas, quiero descansar con la cabeza tranquila, quiero dormir ¿Se puede? no sé cómo descansar, es la vida, es el tiempo, son las circunstancias.

Quiero salir de todo, el lunes debo dar clases. Aún no me he leido los tres libros que tengo programados leerme para dar la clase, tampoco tengo ganas, dormir, ser una vaga cínica que se burla de los problemas, no quiero más, chao, la gota de rocío, y ya, no sé, mañana debo levantarme temprano para pasar una verguenza enorme porque le di a dos profesoras a que me firmaran el título, y ahora la profe que me gestionó el trabajo me dijo para firmar y yo no se lo puedo dar y tengo que explicarle que le di a otras dos y no a ella, y me muero de la verguenza, ahora sí, qué verguenza. Hasta pronto.

Comentarios

Anónimo dijo…
Así es siempre la vida. siempre trabajamos mucho... pocas veces obtenemos la recompensa que merecemos.
Pero que le vamos a hacer? tratar de disfrutas esos momentos, aunque sean malos.
Saludos.
Me gusta mucho como escribes María Inés, te felicito, sobre todo me encantó lo de la cámara lenta. Todos deberíamos ver la vida a ese ritmo y disfrutar de las gotas que caen y de todo lo maravilloso sin esa enfermiza rapidez de estos tiempos que corren

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